lunes, 1 de junio de 2015

Ayer nació Marilyn.

Marilyn Monroe es sólo una idea, un’idea come un’altra, como decía  P. Conte de Génova. Una vez tuvo un cuerpo, una mirada y una voz deseados, que volvieron locos a quienes se cruzaban en su camino, pero era porque a través de sus ojos se le clareaba la idea, la mejor idea que nadie nunca  tuvo. Quienes compartieron su vida con ella fue porque estaban convencidos de que se acostaban con la idea hecha carne, una ocurrencia digna de las mejores mitologías, pero en los EEUU de hace 60 años. Lo malo fue que detrás de la idea de la felicidad había una mujer de carne y hueso. Su grandeza y su condena consisten en haber unido la religión de los sin dios, la fe de los seguidores de la promesa de un sueño, a un cuerpo vulnerable, haberla unido hasta el punto de que, viendo algunas de sus fotos,  no parece que puedan vivir una cosa sin la otra.

Después de muerta, la idea no quiso abandonar su recuerdo y siguió viviendo en decenas de recreacionesreliquiasencarnacionesfotos en blanco y negrofotos en colorleyendas hagiográficas

 (Fuente de las imágenes):
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Mariano Franzetti
           
   
Pietro Di Lecce
       
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Duty Gorn
       
    Milano, una mostra racconta Marilyn e l'arte della bellezza
A. Warhol
        
     Milano, una mostra racconta Marilyn e l'arte della bellezza
         Thomas Bee
           
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Marco Minotti
Milano, una mostra racconta Marilyn e l'arte della bellezza
Giampiero Gasparini
              
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Mimmo Rotella

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