martes, 20 de enero de 2015

Deletreando mi nombre. Pequeñas confesiones vocálicas y consonánticas a luz de las letras

(Fuente de las imágenes)


J
Jamón como todavía, pero filetones, haburguesazas, morcillos, churrascos y cosas así, solo cuando me da el wild side.


A

A es la inicial del nombre de mi hija, Alicia, cuya etimología remite a la raíz griega ligada a verdad. Pero recuerdo haber leído que la raíz también tiene que ver con espejo, quizá de ahí uno de los libros de Carroll. Verdad, porque un hijo te pone delante su inmediatez, su hambre, su llanto, su risa, su voz, y más adelante su tristeza, su incertidumbre, su alegría, te hacen enfrentarte  con la necesidad, una urgencia que referida a ti mismo puedes postergar, pero que referida al hijo no admite dilación, porque se convierte en la frontera entre la aceptación o no de la vida. Y espejo, porque tanto de lo que hay en él, quieras o no, está en ti, potenciado o disminuido, explícita o implícitamente, en silencio o a gritos, y eso te hace al tiempo quererte y odiarte, como trasmisor, a ti mismo, aceptarte con el tiempo, en el mejor de los casos. Espejo, pues, que filtra y devuelve la imagen verdadera, Alicia.


Y A de Argelia, de Camus, de aquella frase suya que ha cobrado actualidad al hilo de la matanza de Charlie hebdo:
La formulation «Entre la justice et ma mère, je choisis ma mère » est à la fois inexacte et tronquée. Si ma mémoire est bonne, il a dit : « En ce moment on lance des bombes dans les tramways d'Alger. Ma mère peut se trouver dans un de ces tramways. Si c'est cela la justice, je préfère ma mère. » C'est vrai qu'il est « sentimental » de dire qu'on préfère sa mère à la justice. En tant qu'écrivain, l'expression de sa position était beaucoup plus nette : que ce soit pour une bonne cause ou pour une mauvaise, le terrorisme reste le terrorisme.”


V
Al catarro con el tarro. Llámese catarro a cualquier contrariedad superior a leve y tarro a la dosis justa de sustancia consoladora.


I
Recuerdo ambiguo de los muchos años en que fui boy scout, hasta los 15 o 16. Hermosos paisajes, algún buen amigo, mientras duró, casi los primeros amores, pero también mucho apuro, mucho sentimiento de insuficiencia física…


E
Mi perro, ya con doce años, es medio épagneul, como el del dibujo. Por tantas cosas le estoy agradecido, aunque sé que no es enteramente a él, aunque sea persona no humana, sino a través de él. tantas cosas son las que he aprendido en su compañía, tantos los descubrimientos, la sensibilidad que cuidarlo, dejarme guiar, convivir con él,me ha aportado.


R
Renard, réquin, zorro, tiburón, mal bicho, a veces también lo soy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario