¿Por qué decimos jau?/¿Por qué decimos jau?/ Porque es más fácil decir jau, que decir cómo has estao… (Peter Pan, W. Disney)
Versión original: Why does he ask you, "How?"
Why does he ask you, "How?"… (Peter Pan, W. Disney)
Pues eso, que Halloween tiene toda la maldita gracia de lo que no se sabe bien qué es, como Japón, tan de moda entre los que nunca han estado allí, o España para algunos románticos que no habían pisado el suelo patrio y veían bandidos y manolas por doquier. Además, con cuatro ideas básicas, de esas que se aprenden en las clases de idiomas, uno ya sabe lo bastante de Jalogüín o de lo que haga falta. Todo, con tal de tratar a los muertos de perfil, no vaya a ser que digan, déjate de paridas, a la mierda las calabazas, que yo quiero los crisantemos de siempre y un paseo bordeado de cipreses. A mí también me cuesta recordarlos y, sobre todo, si pienso en Ella, a morte, me da pavor calcular las veces que seguramente me va a pasar cerca en los próximos años sub specie de enfermedad, atropello del tranvía, caída un poco tonta o adelantamiento indebido con el coche.
Muertos más cómodos de recordar son los muñecos que un día tuvimos. Tal vez no sea casualidad que me encuentre estos días que huelen a ceniza con una galería de fotos llamada "Much Loved", del fotógrafo irlandés Mark Nixon. Se trata de viejos peluches que merecerían un orfanato, como dice Tom Waits de las bicicletas en desuso. Los miro buscando encontrar en sus ojos cuál algún parecido con el muñeco que un buen día enterré en un armario y del que no me volví a acordar, al que tanto quise y después abandoné, listo para dejar la infancia atrás. No lo encuentro por ningún sitio, pero hay algo que me ablanda en esos tejidos que han soportado mal el trajín de la lavadora, costuras que han acabado cediendo ante tanto tirón, brazos que acabaron en casa del vecino. Otros días sí, pero hoy no queda nada de los muertos, parientes, amigos héroe de tebeo, presentadores de televisión, cantantes favoritos, que lleva a sus espaldas ese, este, niño que llevamos, llevo dentro, muerto él mismo, salvo cuando asoma la cabeza al trasluz de algún recuerdo..
Pero, ya que estamos en vena de disfraces y ocurrencias, de yoes añadidos, postizos o anhelados, he aquí unas fotos de las posibilidades que da jalogüín, muchas más, seguramente que el día de los muertos. se me ocurre, por ejemplo que a un niño se le puede bautizar Jalogüín. Seguro que a más de uno le parecía un nombre como cualquier otro, cosa imposible si el al bebé le quisiéramos llamar Díadelosmuertos.
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