Parece ser que la música de la película, de Ennio Morricone, estaba ya compuesta diez años antes del rodaje y acabó sirviendo para que los actores entendieran mejor el tono de lo que estaban representando. Y es que la elaboración del guión duró doce años, el desarrollo de la idea unos veinte y el rodaje doce meses. Todo un despropósito para conseguir una obra excepcional, que justifica toda la vida de un creador, perfecta y comedida en sus numerosas digresiones, de avance lento pero inexorable hacia el único triste final que cabía esperar, el suicidio en un camión de la basura del traidor.
Si tuviera que decir de qué trata, diría que de la amistad que nace en la adolescencia y no suele sobrevivir, porque alguno de los de la pandilla es un hijo puta, o está acomplejado, o es envidioso, o es un trepa, de la amistad de gángsteres en ciernes que creían en la lealtad entre ellos como en una religión necesaria. Ah, y del amor. Por cierto, la escena del restaurante, está rodada en Venecia, una de las muchas localizaciones de la película, quizá por eso recuerda tanto a Scott Fitzgerald, pero también un poco a Thomas Mann, o mejor, tanto a Visconti como a la peli de Clayton, The great gatsby, con guión de Coppola.
La versión en dvd que tengo delante dura 220 minutos aprox. Parece ser que el montaje original duraba diez horas, que pasaron a ser seis después de una primera poda. Esa versión es la que Leone quiso distribuir en dos partes de tres horas cada una. Pero, después, le obligaron a recortar la peli todavía más para el mercado europeo, hasta las tres horas y 49 minutos. La versión americana se quedó en los huesos, en dos horas y 19 minutos, y además con un montaje cronológico que contrarió a Leone. La versión que se acaba de presentar en Cannes (el festival en el que fue estrenada hace 28 años)restaurada gracias a la filmoteca de Boloña, a la Fundación presidida por M. Scorsese y a los herederos y colaboradores de Leone, con 26 minutos más, incluye escenas que Leone debió estar lamentando haber desechado los otros cinco años que vivió después del estreno de su obra.
Scorsese seguramente incluiría C’era una volta in America entre las películas de los directores infiltrados que logran hacer cine personal bajo capa de los dictados de la gran industria cinematográfica, lo mismo que ha intentado él, hasta el extremo, en el caso de Shutther Island. Lo digo por lo que explica en A Personal Journey with Martin Scorsese Through American Movies (I, II, III), donde habla de directores integrados, rebeldes y rebeldes que aparentemente se integran, pero en realidad subvierten las técnicas narrativas y el significado profundo de la cinematografía convencional.
Sobre las escenas añadidas:
La entrevista que De Niro concedió a TV5 en ocasión de la presentación de la nueva versión restaurada de la película:
Me pregunto si la versión en seis horas llegará alguna vez a las tiendas a un precio razonable. Hay libros, los más bellos, que duran mucho, que se acercan a las mil páginas o las pasan, pero que siempre da pena acabar, El Quijote, La cartuja de Parma, Guerra y Paz, Vida y destino, Resurrección, Me casé con un comunista, Pastoral americana, La mancha humana –las tres juntas... No hay, sin embargo tantas películas con las que ocurra lo mismo y que duren desmesuradamente. Seis horas de Érase una vez en América, sin duda, despertarán esa pena que solo se produce al final, cuando se ha pasado el tiempo suficiente juntos y muy a gusto.
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