Pániker, Salvador, Cuaderno amarillo, Barcelona, Plaza y Janés, 2000, págs. 153-54.
Zaragoza, tienda de moda cerca de la calle Alfonso.
.Gran Vía toxic (Amid.cero9). Foto de la exposición Laboratorio Gran Vía.
M. Manson
YOUR OWN PERSONAL JESUS, SOMEONE TO HEAR YOUR PRAYERS,
SOMEONE WHO CARES. YOUR OWN PERSONAL JESUS
SOMEONE TO HEAR YOUR PRAYERS, SOMEONE WHO´S THERE
FEELING UNKNOWN, AND YOU´RE ALL ALONE
FLESH AND BONE. BY THE TELEPHONE
LIFT UP THE RECEIVER, I´LL MAKE YOU A BELIEVER
TAKE SECOND BEST, PUT ME TO THE TEST
THINGS ON YOUR CHEST, YOU NEED TO CONFESS
I WILL DELIVER, YOU KNOW I´M A FORGIVER
REACH OUT AND TOUCH FAITH, REACH OUT AND TOUCH FAITH
YOUR OWN PERSONAL JESUS... FEELING UNKNOWN
AND YOU´RE ALL ALONE, FLESH AND BONE
BY THE TELEPHONE, LIFT UP THE RECEIVER
I´LL MAKE YOU A BELIEVER. I WILL DELIVER
YOU KNOW I´M A FORGIVER. REACH OUT AND TOUCH FAITH
YOUR OWN PERSONAL JESUS. REACH OUT AND TOUCH FAITH
Dicho de otro modo: la divinidad tiene poco que ver con Dios. Hoy comprendemos que en términos histórico-culturales el fundamentalismo monoteísta –con todos sus anexos: Verdad, Belleza, Bien, los grandes términos en mayúsculas…los monstruos de la razón construidos para atajar la provisionalidad y la incertidumbre- el fundamentalismo monoteísta, digo, es responsable de toda la intolerancia fanática que ha emponzoñado el mundo. (Paniker, ibid, pág 57).
Pues bien, uno sigue sintiendo en lo más hondo esta exigencia de fe, esta necesidad de confiar en algo. No es que uno crea que la vida tenga sentido, pero uno siente la necesidad de poder abandonarse. (Paniker, ibid, pág. 152).
(Siempre, que bien poca cosa es, salvo para mí, recordaré al mismísimo A. García Calvo entrar en clase de latín, al poco de volver de su exilio parisino, y ponerse a recitar a F. Luis de León, Te vas pastor y nos dejas…. Debía ser el día de la ascensión o asunción, no sé, que esas cosas me interesan poco, aunque, la verdad, en términos castizos, la diferencia entre una y otra equivale a ir en taxi o ser taxista de uno mismo, que no es poco. También recuerdo la enorme penitencia de mi primera y última confesión, diez credos y diez ave marías. Quizá el sentimiento de culpa me hizo magnificar el dictamen del cura. Salí del confesionario dudando si había dicho seis, diez o dieciséis. Opté por el término medio. Como para pedir aclaraciones. Era un niño. Mundos inhabitables). J. Brox
K. Souza.
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