Una obra de Feldmann
Baudelaire, en uno de sus Petits poèmes en prose, compara el gusto del gran público con el de los perros, aficionados a lo que para nosotros son los malos olores:
"- Mon beau chien, mon bon chien, mon cher toutou, approchez et venez respirer un excellent parfum acheté chez le meilleur parfumeur de la ville." Et le chien, en frétillant de la queue, ce qui est, je crois, chez ces pauvres êtres, le signe correspondant du rire et du sourire, s'approche et pose curieusement son nez humide sur le flacon débouché; puis, reculant soudainement avec effroi, il aboie contre moi, en manière de reproche.
"- Ah! misérable chien, si je vous avais offert un paquet d'excréments, vous l'auriez flairé avec délices et peut-être dévoré. Ainsi, vous-même, indigne compagnon de ma triste vie, vous ressemblez au public, à qui il ne faut jamais présenter des parfums délicats qui l'exaspèrent, mais des ordures soigneusement choisies."
(Clica aquí para leer una traducción)
Quizá sea, sin embargo V. Woolf, en Flush, quien haya conseguido dar la imagen literaria más poderosa de lo que significan los aromas para un perro en relación a la importancia que tienen otros sentidos. Durante su estancia en Italia, el país que por excelencia reclama del turista una atención visual, la escritora señala lo que para el perro significaba ese país, principalmente, una sucesión de olores. Hay que suponer que el amor fue perdiendo gradualmente su fuerza en él. Pero el olor no la perdía…:
Flush vagaba por las calles de Florencia para extasiarse con los olores. Por calles y callejuelas, por plazas y alamedas, correteaba Flush guiado por su olfato. Iba de olor en olor; los recorría todos: el áspero, el suave, el oscuro, el dorado... Entraba y salía, subía y bajaba, donde batían el cobre, donde amasaban pan, donde hallaba mujeres peinándose, donde había jaulas con pájaros – formando una pila en plena calle –, donde se derramaba el vino manchando de rojo oscuro el pavimento, donde huele a cuero, a guarniciones y a ajo, donde tiemblan las hojas de parra, donde hay hombres que beben, escupen y juegan a los dados... Lo correteaba todo, con la nariz a ras del suelo, sorbiendo esencias, o con la nariz en el aire vibrante de aromas. Dormía en esta mancha tostada por el sol –¡qué vaho despedía la piedra recalentada! –, buscaba aquel túnel de sombra – ¡qué ácida olía la piedra a la sombra! –. Devoraba racimos enteros de uva madura a causa del color púrpura que despedían; mascaba y luego escupía las piltrafas endurecidas, de cabra, o los restos de macarrones que cualquier ama de casa había tirado por el balcón (el olor a cabra y a macarrones es un olor ronco y carmesí). Seguía la desfallecedora dulzura del incienso en la violácea oscuridad de las catedrales, y al husmear el oro de las losas sepulcrales, se ponía a lamerlo.
Saltando de nivel, como en los primitivos juegos de video, también he echado un vistazo a lo que se dice en los inconsistentes, a menudo, pero divertidos foros populares de internet sobre la afición de los perros por olerse el culo. He aquí algunas muestras:
"E' il loro modo per comunicare, per presentarsi se si sono appena incontrati e per capire come stanno fisicamente, sotto la coda ci sono delle ghiandole che danno molte informazioni sullo stato fisico e psicologico del cane, così come noi ci abbracciamo o baciamo per salutarci oppure ci stringiamo la mano per presentarci loro si annusano lì, sul collo e sui gentali; la cosa migliore per far litigare due cani è non permettere che si annusino a vicenda quando si incontrano, se li lasciassimo annusare il 90% delle volte farebbero amicizia senza problemi, ma purtroppo per moltissime persone è una cosa troppo disgustosa e così facendo, tirando indietro il guinzaglio, diamo al cane un'informazione errata, gli diciamo di mettersi in guardia e creiamo ansia tra di loro".
"MIRA HAY UNA LEYENDA QUE CUENTA QUE HACE MUCHOS PERO MUCHOS AÑOS, HABIA UNA FIESTA DE PERROS Y COMO REQUISITO PARA ENTRAR TENIAN QUE DEJAR LA COLA EN LA ENTRADA. DURANTE EL BAILE HUBO UNA TRIFULCA (LIO DE PERROS) VINIERON LOS POLICIAS Y TODOS SALIERON CORRIENDO DE ALLI, POR EL APURO CUALQUIERA AGARRO LA COLA DE CUALQUIERA. ES POR ESO QUE AHORA SE HUELEN ..... PARA SABER SI LA COLA DEL OTRO ES LA SUYA PROPIA. TE GUSTO?"
"Instead of shaking hands or kissing each others cheeks, dogs introduce themselves by licking their new friends parts. "Hey, pal, it's me! Each dog smells differently in a way they can distinguish one another. It also let's them identify a male from female. Still researchers think the smell offers much more information than what we really know".
"Encontré esta respuesta, me parece de lo mejor, aunque también algún día escuché que el dios del viento había dado un mensaje a un perro y se lo enrrolló en la cola, el perrito lo perdió y ahora todos lo buscan oliéndose la colita."
"cuenta la historia que anteriormente los perros convivían como los humanos, y en una ocasión en una gran fiesta ellos se quitaban su trasero para poder entrar, pero sucedió un imprevisto un incendio todos salieron corriendo y tomaron el trasero sin fijarse si era de ellos por la prisa, desde entonces se olfatean el trasero buscando el suyo, saludos fue una historia urbana je je."
Parece que algunos perros de caza cuando pierden el rastro de una pieza que quizá han perseguido durante decenas de quilómetros, son capaces de volver al sitio de donde partieron siguiendo las moléculas de su propio olor. R. Grenier (Les larmes d’Ullysse) señala cómo en francés se dice entonces que el perro “prend son contre-pied” y recuerda que el psicoanalista F. Gantheret se lamentaba por no tener una capacidad semejante para seguir el rastro de sus recuerdos, el hilo que le llevaría a recorrer la génesis de sus sentimientos. Queda por saber si al final del recorrido no habría un apestoso disgusto, un insuperable trauma que ni el aire fresco puede ayudar a superar.
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