¿Será esto lo que quiere decir “hacer arte de la necesidad” o “hacer de la necesidad virtud” o, incluso, “hacer de tripas corazón”?
Y, sin embargo, después del golpe, el gran willy, el comentarista dice que Federer pide disculpas. Si es cierto, será, tal vez, porque el ideal tenístico y por ende el ideal vital no consiste en redimir con el gesto último, por hermoso que sea, el punto del que no se ha sabido ser dueño. El aplauso del público valora más la pincelada genial que el conjunto, el proyecto, algo que seguramente no le gusta del todo al entrenador de sí mismo que Federer lleva dentro. Por suerte, se trata solo de una bola, que sirve para ganar juegos, que sirven para ganar sets, que sirven para ganar partidos, etc… En caso contrario, si ganara así muchos puntos se convertiría en un pillo o un villano que esconde sus armas antes de sacarse un puñal de la manga para asestar el golpe definitivo. Pero Federer no es un jugador postmoderno, aunque el año pasado hiciera otro great willy magistral, sino alguien que construye paso a paso sus victorias y quizá pedía disculpas, si es que las pedía, por haber hecho de la necesidad virtud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario