¿Mangó en el Mango un mango? ¡No, una pedazo de chaqueta de piel, que luego revendió, y por la que el equivalente a diez mil pesos le dieron.
Ocho mil los envió a la Habana Vieja, para que allí puedieran vivir y danzar como malditos durante largo tiempo, y dos mil se los quedó para él. Con esos dos mil, compró una bicicleta todo terreno, todo estrellato, tanto que estrellose contra un árbol y la crisma rompiose.
El traslado transoceánico del cadáver y el entierro del desafortunado joven en su amada tierra tropical costó ocho mil quinientos...
¿Mangó en el Mango un mango? ¡No, una pedazo de chaqueta de piel, que luego revendió, y por la que el equivalente a diez mil pesos le dieron.
ResponderEliminarOcho mil los envió a la Habana Vieja, para que allí puedieran vivir y danzar como malditos durante largo tiempo, y dos mil se los quedó para él. Con esos dos mil, compró una bicicleta todo terreno, todo estrellato, tanto que estrellose contra un árbol y la crisma rompiose.
El traslado transoceánico del cadáver y el entierro del desafortunado joven en su amada tierra tropical costó ocho mil quinientos...
¡Pues, qué chaqueta más pesada!
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