“¡Honor a los artistas!, que avanzan en lo arbitrario y dejan tras ellos la necesidad” (Paul Valéry, Cuadernos, 1984-1945)
Las variaciones artísticas en torno a un tema tienen algo de lo que U. Eco llama listas prácticas (lista degli invitati per una festa, catalogo di una biblioteca, inventario degli oggetti di un luogo qualsiasi…) y mucho de lo que llama listas poéticas.
Las listas prácticas tienen tres características básicas: una función referencial; son listados de objetos realmente existentes y conocidos y, como tales, son finitas; por último, non son alterables, “nel senso che sarebbe scorretto oltre che insensato aggiungere nel catalogo di un museo un quadro che non vi fosse conservato”. (Vertigine della lista, Eco, Umberto, Bompiani, 2009, p., 113. Ed. en español, Ed. Lumen, 45 €).
Las listas poéticas sobrepasan la función referencial y reinventan los confines que hay entre los objetos. En el caso de las variaciones sobre un tema, juguetean con esos confines, se apoyan en ellos para hacer cabriolas sobre una base con respecto a la cual se mantiene unidas mediante un hilo de oro. Pero las mejores variaciones sobre un tema no se basan en el mero ingenio, sino, como que diría Valéry, crean una especie de necesidad que ellas mismas satisfacen, de forma que la repetición se hace deleite, un deleite mayor en la medida en que se pone de manifiesto tanto el parecido como la diferencia, un deleite que tiene algo de matemático y de melancólico. Al fin y al cabo, como decía quien hizo una reseña en francés del libro de Eco, “Pour qu’il y ait liste, il faut cependant un rapport entre ses éléments, aussi éloigné, biscornu, inattendu soit-il”. (Fuente). Si la la relación entre los elementos es muy estrecha, pero lleva a soluciones inauditas, se produce el milagro de lo único y múltiple.
Javier Brox
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