La tentación de Poli(femo)
El viernes por la tarde oí el móvil mientras estaba saliendo de la ducha. Cuando llegué a cogerlo encima de la cama ya había dejado de sonar. Volví entonces al cuarto de baño para aprovechar el ambiente vaporoso que deja el agua caliente mientras terminaba de secarme. Apenas tenia puesta una toalla de Primark, mona, pero de diez euros el par, tan exigua que casi no me da la vuelta a la cintura. Entoces, sonó el fijo e intuí que era alguien de la familia. Salí pitando hacia el cuarto de estar, que se encuentra en la otra punta de la casa, al final del pasillo. Algo me dijo que no hacía bien en correr desnudo por la casa, quizá un pitufo sabio al oído. También mi perro me miró con cierta cara de sorpresa, pero me quiere mucho y prefirió callar. Al pitufo no le hice caso y tampoco miré en el fondo de los ojos del perro. Llegué a toda leche a la puerta del salón, decidido a evitar que el teléfono dejara de sonar. Cualquiera sabe por qué tenía tanto empeño en ello. Hubiera podido devolver la llamada una vez seco, en lugar de precipitarme. No llegué a entrar en el cuarto, antes de girar, me pasé de frenada y me dí una costalada tremenda. Quedé tumbado, solo y sin respiración, junto a la pared. Con la conciencia algo obnubilada decidí que definitivamente no cogía el teléfono. No recuerdo si seguía sonando, pero ya no le quería como antes.
Este vídeo, de la Metro Melbourne (Australia), recuerda con gracia, entre veras y bromas, la cantidad de accidentes a los que estamos expuestos en la vida cotidiana, la mayor parte de ellos evitables si hiciéramos caso a nuestros perro, o, por lo menos, a los sabios pitufos que llevamos dentro. La música es de Olliie McGill y Emily Lubitz que firman la canción como Tangerine Kitty.
Caro Melmoth:
ResponderEliminarLamento la costalada, pero debo decirte que el vídeo es formidable y que me he reído mucho.
Un abrazo
Aquaplaning y tremenda costalada a pelo, digna de una acción más heroica que ir a coger el teléfono. Mejor el vídeo!
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