martes, 19 de junio de 2012

Momentos Roth, un recorrido personal por 10 obras de Philip Roth. Lo que más me gusta de cada una de ellas: Humillación (V).

 
- Me casé con un comunista (I).
- Pastoral americana (II).
- La mancha humana (III).
- La Conjura contra América (IV).
- Némesis (VI).
5. Humillación (2009):
En los programas informáticos de tratamiento de imágenes, las fotos pueden agrandarse o empequeñecerse apretando a los botones alejar o acercar. Némesis y, en buena medida, Indignación, dos de las novelas cortas de Roth, serían, en ese sentido, una especie de reducción de tamaño de las novelas de largo aliento, como La pastoral americana, La mancha humana o Me casé con un comunista, de las que, sin embargo, conservan unos planteamientos semejantes en cuanto al tratamiento detallado de la peripecia vital de los protagonistas, que son presentados de lejos. Sin salir del terreno digital, Indignación o Némesis en relación a las citadas novelas largas, recuerdan a las vistas de Google satélite, en las que si no aprietas al más te quedas sin poder ver detalles. En las novelas cortas hay menos presencia del narrador, más economía de medios, menos digresión, pero son como el hijo que desde pequeño se parece al padre y cuyos rasgos hacen pensar en que si crece se parecerá más. Humillación, sin embargo, como también, por ejemplo El animal moribundo, se parece más a un fragmento (poco más de 150 páginas) de las novelas largas, pero tratado con la misma morosidad que las caracteriza. Si Némesis o Indignación son reducciones, concentrados que conservan las proporciones de la gran obra,  Humillación es algo parecido a un fragmento de un texto del que solo dispusiéramos del final. La novela, en efecto, empieza cuando el protagonista, el sexagenario actor Simon Axler  se encamina hacia la última fase de una vida.  El lector accede abruptamente a ella, a través de la entrada del brillante actor en una demoledora crisis: un buen día Axler ha dejado de ser capaz de interpretar sus papeles, poseído quizá por la urgencia de representar un papel demasiado absorbente, el de su declive vital. Sin necesidad de modelos teatrales a los que recurrir en el breve paréntesis  que supone su dramática aventura con la hija de unos antiguos amigos suyos, Pegeen Mike Stapleford, volverá a refugiarse en sus queridos personajes de la escena para acometer la difícil tarea del suicidio. En medio, La transformación, el intermedio amoroso, la esperanza del amor, la asunción del riesgo que supone el apego hacia otra persona, un atisbo de renacimiento que se desvanecerá y acabará por hundirle definitivamente.
Recuerdo la escena del arnés fálico, en el trío que se montan la joven borracha recogida en la barra de un bar, Axler y su amante, la lesbiana que quizá está ensanchando su sexualidad hacia nuevas experiencias a  costa de él, el momento en el que el narrador dice que con ese cacharro puesto, en vez de estar disfrazada es como si ofreciera su verdadera naturaleza. Y recuerdo el diálogo del actor con la decana despechada, Louise Renner, también abandonada por Pegeen Mike, el intercambio de papeles entre ellos, la despechada y encolerizada que pide disculpas por haber entrado en una propiedad ajena, y el dueño de la propiedad, un hombre sensato y liberal que, quizá como un anticipo de su próxima conversión en una víctima más, quiere que la decana entre en su casa a charlar, que le proporcione detalles, material caliente y latiente, sobre su amante.
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USA. Connecticut. Philip ROTH, US writer, at home. MAGNUM/Elliott Erwitt




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