—¡Y cómo que no mienten! —dijo a esta sazón doña Rodríguez la dueña, que era una de las escuchantes—, que un romance hay que dice que metieron al rey Rodrigo vivo vivo en una tumba llena de sapos, culebras y lagartos, y que de allí a dos días dijo el rey desde dentro de la tumba, con voz doliente y baja:
Ya me comen, ya me comen
por do más pecado había.
(Cervantes,Segunda parte del ingenioso caballero
don Quijote de la Mancha,
Capítulo XXXIII)
Parece un gag del Correcaminos, pero si uno se pone a pensar no tiene nada de particular caerse al poner la zancadilla a otro, hacerse daño cuando quieres hacérselo a alguien, meter la pata si intentas dejar a alguien en ridículo. En fin, que donde las dan las toman.
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