lunes, 7 de marzo de 2011

Nos conocimos en enero. Italiano (III).

L’amore per la o nella scultura?

C’eravamo conosciuti a gennaio ed il 14 aprile, finalmente, fu inaugurata la mia mostra al MOMA, a New York. Quel giorno ci si radunarono al museo dei politici, che non s’intendevano un cazzo d’arte; dei critici d’arte, che se ne intendevano ancora di meno; dei moderni e postmoderni, i quali c’erano giunti non per vedere ma per farsi vedere; qualche amico che aveva viaggiato fino alla metropoli dei sogni per rendermi supporto e, per ultimo, c’era l’alta società di Manhattan.

Nessuno capì un cavolo della mostra, ma tutti furono d’accordo su quale, tra tutte le opere, fosse il mio capolavoro: una bella scultura che rappresentava la tua perfetta figura. Essa era stata fatta in diverse materie: dal bronzo alla pietra, dal ferro al cemento.

Tutti quanti erano lì a guardarla meravigliati; tra i quali, i miei amici, che non smettevano di chiedere dov’eri, dicendomi: Ma dov’è Luigi? Come mai non è venuto? Ma se lui si strugge d’amore per te!

E la risposta, con uno strano sorriso al mio viso, era sempre la stessa: Non preoccupatevi, calmi. Non ve ne rendete conto? Lui è oggi più presente che mai!

¿El amor por la o en la escultura?

Nos habíamos conocido en enero y el 14 de abril, por fin, se inaguró mi exposición en el MOMA de Nueva York. Aquel día, en el museo, se congregaron políticos, que no entendían una mierda de arte; críticos de arte, que aún entendían menos; modernos y postmodernos, que habían llegado hasta allí no para ver sino para ser vistos; algún amigo que había viajado hasta la metrópolis de los sueños para apoyarme y, por último, estaba la alta sociedad de Manhattan.

Nadie entendió un pimiento de la exposición, pero todos estuvieron de acuerdo en cuál, entre todas las obras, era mi obra maestra: una bonita escultura que representaba tu perfecta figura. Ésta había sido hecha con diferentes materiales: desde el bronce hasta la piedra, del hierro al cemento.

Allí estaban todos los presentes mirándola con la boca abierta; entre los cuales, mis amigos, que no cesaban de preguntar dónde estabas, diciéndome: ¿Pero dónde está Luis?¿Cómo es que no ha venido?¡Pero si bebe los vientos por ti!

Y mi respuesta, con una extraña sonrisa en la cara, era siempre la misma: No os preocupéis, calmaos. ¿Es que no os dais cuenta? ¡Hoy está más presente que nunca!

Mónica Pascual Pueyo

Certificado de Aptitud en Italiano, 1991.

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