Por tercer año consecutivo ( Peppo y la noche mágica, El tesoro de Marina) tenemos el gusto de acoger un cuento de Esther Lozano ilustrado por Mónica Pasamón. Se trata de Pepón el cocinero, una especie de reconstrucción, dirigida a los niños, de los motivos por los que una persona puede elegir de manera vocacional una profesión.
La cercanía que disfruto con los materiales de las exposiciones me lleva a sentir algo parecido a lo que seguramente sienten los cocineros de vocación con respecto a los manjares que preparan. Me refiero a la emoción que acompaña el acceso a los originales -algo así como pelar las verduras-, el enmarcado -parecido al gusto de ponerlas a hervir con la sal justa- y, por último, colgarlos -emplatar la comida, como dicen ahora. También, seguramente, como en el caso de los cocineros, seré uno de aquellos a los que mejor les sabe su propio plato. Pero ese sabor no empaña el deseo de compartir la emoción. Comer solo es muy aburrido, aunque todo esté muy bueno.
Javier Brox
Esther Lozano, autora de los textos del cuento, presenta la obra:
CUENTOS CON ARTE (Mónica Pasamón y Esther Lozano) nos vuelven a visitar con otra de sus historias ilustradas; esta vez sobre los ricos alimentos que están a nuestro alcance…. y que, como Pepón, podemos cocinar para llevar una alimentación sana.
Este tema es de crucial importancia para los niños (y sus padres) en estos tiempos de prisas, de comida basura y de obesidad temprana.
Todos conocemos a grandes cocineros de fama internacional que enseñan deleitando el arte del buen yantar… pero aunque Pepón no sea tan famoso, sus años de cocinero le avalan como un gran experto en la materia.
Disfrutemos de este cuento, cuya inocencia recalca los placeres de la buena mesa, los placeres de la vida sencilla.
Esther Lozano
¡Hola, chicos! Me llamo Pepón…y soy el mejor cocinero de mi pueblo.
Todos dicen que mis postres están deliciosos, y algunos maleducados ¡hasta se chupan los dedos! ¡Ja, ja ,ja! “¿Cómo lo haces?”, me preguntan. “Lo siento, es secreto”, les contesto siempre. pero a vosotros os lo voy a a contar.
Desde que era muy pequeño y vivía en la granja con mis padres, siempre he querido a los animales, y me hice amigo de todos…¡Hasta de las mariposas!
Ahora que soy cocinero, las mariposas me traen el néctar de las flores para que mis abejas hagan la miel más sabrosa.
Las gallinas me guardan sus huevos más gordos y lustrosos.
La mamá cabra me da una leche blanquísima que alimenta a sus cabritillos y a mis clientes también. ¡Ja, ja ,ja! “¡Qué flan tan rico!”, dicen.
Además, siempre he cuidado los árboles, y ahora ellos me dan sus mejores frutos: peras, cerezas, manzanas… Y con ellas hago mis famosas compotas, ¡tan ricas…mmm!
“¿Por qué no escribes un libro de cocina?”, me dicen mis amigos. Pero yo les respondo que es mejor que cada uno utilice su imaginación. Los libros de recetas, ¡al cajón!…¡Ja, ja ,ja!
Continúa:
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