Durante la noche, mientras dormimos, recibimos visitas de
las que a la mañana siguiente no queda rastro. A veces, al despertar,
pervive un regusto amargo en la boca o una sonrisa que no acaba de
desdibujarse. Son las únicas señales que quedan de los ratos pasados con
quienes hemos cometido asaltos a fruterías exóticas, corrido por playas
lunares, volado en mesas camilla, ido al cine desnudos o toda esa serie de
extravagancias que abundan en los sueños.
Quizá, los niños son aquellos cuyas agendas nocturnas están
más llenas de citas. Tanto que acaban la noche agotados y, a menudo, se
resisten a cruzar la frontera del día, rechazan los ritos que hemos establecido
para diferenciar el sueño de la vigilia, el desayuno, la ducha, las primeras
noticias. Los niños se dejan las legañas puestas para seguir luchando con los
monstruos nocturnos en un último asalto del combate interrumpido. Los adultos,
con paso de nazareno, acudimos al trabajo, donde vemos a otros nazarenos que se
ponen a trabajar con el carácter corroído. Menos mal que está facebook. Me gusta, me gusta, dice la pantalla, como dulces flechas que compensan el
drama, flechas contra la piedra que baja la cuesta. Por otro lado, los que
trabajamos de tarde, si nos quedamos en casa, dedicamos la mañana a recibir a
cobradores, revisores de calderas, propagandistas, mendigos, o buscamos
compañía en la radio, alargamos el desayuno. La niña de
arriba, del 8º C de mi edificio, con la que comparto un vaso comunicante de sensaciones y a la que presto siempre oído pertenece a esa tribu que me conmueve,
dispuesta a todo con tal de no ir al cole. Su inútiles berridos de jata la
dejan exhausta antes de empezar la faena, algo que ya debe saber, aunque se
niega a asumir. No ahorra esfuerzos con tal de volver bajo las sábanas para seguir
la fiesta o escapar de la pesadilla, según les haya ido por los territorios de
la noche. No entiende bien que a los misterios de la oscuridad, fraguados
durante el día, hay que ponerles coto al amanecer y dejarlos encerrados
en la reserva de los sueños, no comprende que de día sólo duermen los monstruos
nocturnos.
(Fuente
de la fotos, a traves de ebay)
Sensible y habiles quien capta tantos mensajes.
ResponderEliminarAlma en pena.