jueves, 24 de marzo de 2016

Muere Cruyjff


Hay un antes y un después, pero en algún momento difícil de precisar se produce un salto de calidad entre lo que estaba pasando y lo que empieza a ocurrir. Es imposible saber cómo terminará, quizá en pifia, en promesa de felicidad incumplida, en ojos que prometían pero se entornan. Con Cruyjff podía ser, invitaba a creer, se te aceleraba el pulso cuando la cogía, porque era potencia y finura cruzándose en un punto muy alto del tablero.
Es una cosa vulgar un gol, lo proponen los de arriba en la tele para ganar pasta y vale también para socializar la agresividad. Así es, consuelo de muertos de hambre, de personalidades débiles, necesitadas de constantes refuerzos. Pero qué belleza esa vuelta del cuerpo a un estado a mitad de camino entre lo más primitivo, cuando había que sobrevivir, cuando cada día era una batalla contra las bestias, y lo más sofisticado, el hombre que acepta reglas, encauza su instinto, guerrea sin sangre, convierte el campo de batalla en una musculosa corte galante.
Nada tan despreciable y efímero como un gol, nada tan hermoso como marcarlo. Miren de reojo los que marcó Cruyjff, que se acaba de morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario