Recuerdo que el desaparecido Leopoldo María Panero decía en algún sitio que el único amor verdadero es el matrimonial, una chocante afirmación que espantaría a muchos de los amantes que en el mundo han sido, en especial a los que se inventaron el/la fin'amor, del que provienen muchas de nuestras excentricidades. En rigor, para los trovadores más puros, amor y matrimonio son incompatibles y, además, una de las manifestaciones en las que el elixir de idem está más presente es precisamente el amor de lonh, el que se basa en la ensoñación, savia del sentimiento (Jamai d'amor no'm jauziray/Si no'm jau d'est' amor de lonh. En inglés para mayor claridad: Never shall I enjoy love/ unless I enjoy this faraway love, J. Rudel). Supongo que, con su voz de mimbre, al hablar de matrimonio, el hijo y nieto de poetas se refería a esas uniones que se enfrentan a la carcoma, por decirlo en términos del último Chirbes. La última novela del fallecido escritor, París-Austerlitz, podría ser, por cierto, un buen regalo para este S. Valentín. El texto, si dejamos de lado el tema de la plaga, contiene un breve y conminatorio aviso para navegantes, la carcoma de amor es omnipotente y la seda de tus manos se apolilla hasta en París, paraíso laico de donde son expulsados sin excepción todos los amantes que amor han conocido. Pero, no hay más cera que la que arde y quant'on a que el matrimonio, San Valentín, agente de un pequeño nicho de mercado y de banales sentimientos, pasa sigiloso en su día, vestido de invierno (arreglao, pero informal, de domingo), apenas sin gesticular, sólo con el dedo sobre los labios, pidiendo que como a la mala música, la columna sonora de nuestras cursilerías de los primeros meses, de los primeros años, lo detestemos, vale, pero no lo despreciemos. Parafraseando lo que escribía Proust sobre la mala música: Détestez le jour de la Saint Valentín, ne le méprisez pas. Qu'il vous soit vénérable. Sa place est immense dans l'histoire sentimentale des sociétés. Le respect envers lui est la conscience de l'importance du rôle social de amour.
Viva pues San Valentín, pues en el camino del nicho de mercado nos encontraremos.
Emporte-moi dans l'image ou la mélodie et conjure, par
elles, le duel de nos solitudes devant l'universel (photo: Marina Abramovic
& Ulay, Rest Energy, 1980)
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