El escritor e ilustrador americano M. Sendak ha muerto hoy a los 83 años de edad. Considerado un clásico de la literatura infantil y casi diría de la cultura popular en los Estados Unidos, es conocido fundamentalmente por su obra Donde viven los monstruos (Max et les Maximonstres, en francés y Where the Wild Things Are, en su título original), publicada en 1963. En ella, irse a la cama sin cenar, el castigo a que es sometido Max, el niño protagonista, da pie a un viaje imaginario en el que, vestido de lobo, el pequeño llega a ser rey de los monstruos antes de volver a casa desde la isla en la que se había refugiado. Los monstruos de Sendak, a medio camino entre la pillería y la bondad, la torpeza y la fiereza, poseen un innegable encanto visual, como si hubieran sido dibujados por un gran pintor, como si fueran bromas privadas de Picasso o Chagall, como si el Minotauro se hubiese escapado de la Suite Vollard y hubiese perdido carga trágica para dejarse domesticar por un niño, como si el niño castigado por su madre fuera un pequeño Ulises que se topa con una Circe traviesa.
Mi recuerdo es de la vieja edición de Alfaguara, que nunca tuve, porque, no recuerdo bien, quizá ya era algo mayor cuando lo tradujeron. Un libro como ese ya no era para mí, pensaba, pero cuando veía a los monstruos que encerraba se me caía la baba.
Picasso, Suite Vollard (Minotaur Caressant une Dormeuse)
Una ilustración de Sendak y El sueño de Constantino (P. della Francesca)
No hay comentarios:
Publicar un comentario