C. Puyol ha colgado la siguiente foto de Messi volando bajo los palos para evitar que un balón entre en la red, cosa rara en él, que suele hace lo contrario. La postura, la posición de los pies, como si después de la siesta no le hubiera dado tiempo de rehacerse del todo antes de saltar a esas alturas, convierten la imagen en un cartel de bar, colgado de dos cadenas oxidadas que chirrían con la brisa, un espejismo en medio de la pampa de los sueños. Quizá se trate de un foto sacada de un sueño de Messi, porque los sueños sirven para compensar los excesos y quien mete tantos goles seguramente está condenado a verse parando pelotas de vez en cuando. Es el efecto Neme(s)si onírica (escribo némesis en italiano, porque me sale mejor el juego de palabras). Ah, y no se fíen de la otra mano, que hasta con el guantón puesto, una vez en el suelo, es capaz de girarse sobre sí mismo y disparar contra los que le creían tocado por la caída, como Dean Martin en Río Bravo.
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