“Quienes habíamos comprado (bastante barata, ciertamente) la felicidad del siglo XX, nos dimos cuenta bastante tarde de que cualquier felicidad que pueda mercantilizarse como liberación colectiva es, necesariamente, falsa.
La felicidad es una abstracción bancaria que se vende como una promesa de bienestar permanente. En el mejor de los casos, como una promesa de futuro al modo bolchevique, católico o nacionalista. Y es una mercancía para masas ansiosas de comprar cualquier medicina que les persuada de que están en este mundo para algo.” (Azúa, Felix de, Autobiografía de papel, Mondadori, 2013, p.105)
No hay comentarios:
Publicar un comentario