Corominas, Joan, Gredos, 2008, 1ª ed., 1961, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana:
diputado, hacia 1440. Participio del verbo hoy algo anticuado diputar, s. XIV, “reputar, tener por”, “elegir a un individuo como representante de una colectividad”, del lat. deputare “evaluar, estimar”, y en la baja época “asignar, destinar”.
“Desde 1970 más o menos, se ha propagado una visión bastante mezquina a la que se le ha permitido tomar el rumbo del planeta, una visión de los seres humanos como máquinas encaminadas al beneficio individual y de la actividad económica como un combate de todos contra todos para quedarse un botín material…
En consecuencia, se ha impuesto una visión degenerada de lo que constituye la vida política, y a su vez esa noción ha generado una visión llena de desprecio de lo que constituye la praxis política. Así, los políticos mismos que no han hecho nada para contrarrestar la visión mezquina de la vida social experimentan la furia y el desprecio, el desprecio furioso, de unos votantes que los ven como poco más que máquinas encaminadas al beneficio personal. La palabra “confianza” ha perdido todo su poder. Si hoy día un político pronunciara sobre un estrado público las palabras “os pido que confiéis en mí”, se reirían de él, da igual que las dijera con sinceridad”.
J.M. Coetzee ( J.M. Coetzee y P. Auster, Aquí y ahora, Cartas 2008-2011, Anagrama-Mondadori, 2012, trad. B. Gómez y J. Calvo, p.207.)
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