- ¿Así que ahora me estás dando las gracias por acostarme con tu mujer?
- ¿Por qué no? Gracias a ti, hay una posibilidad de que Fanny empiece a creer en sí misma de nuevo.
-Llame al doctor Arreglatodo, ¿eh? Repara matrimonios rotos, cura almas heridas, salva parejas en peligro. No es necesario pedir hora, visitas a domicilio las veinticuatro horas al día. Marque nuestro número gratuito. Así es el doctor Arreglatodo. Le entrega su corazón y no pide nada a cambio”. Paul Auster, Leviatán, Compactos Anagrama, 2010, p., 114.
Así de intrépida es el alma del emprendedor cultivado. Leyó la novela de Auster, detectó un nicho de mercado y se le ocurrió sacar provecho:
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