Llevaba unos día dudando si escribir "¿Feliz navidad?", "Feliz maldita navidad", " Maldita feliz navidad" "¿Maldita navidad?" o "Navidad...¡a cascala!" . Descarté definitivamente "Feliz navidad", porque los nichos de placer es fácil que se conviertan en fuente de desdicha, que acaben en enfado. Con "nichos de placer" me refiero a las vacaciones, cumpleaños, aniversarios o, incluso, los más fugaces, como un baño con sales a la luz de las velas, una cena íntima, una breve visita al Corte inglés. Las vacaciones acaban en divorcio, las cenas de nochebuena que se alargan son tradicionalmente el campo de batalla ideal para las peleas entre cuñados, el acto de comprar más que liberar alimenta la culpa.
Pero, sobre todo, ocurre que los parados, los sin subsidio, los discapacitados, los recortados, los desahuciados, algunos de los de las participaciones preferentes, no están como para que otros como yo, con trabajo y más o menos bien situado, les vayan a felicitar las fiestas.
"Maldita navidad", no me sentía tampoco con ánimo de escribir. Demasiados recuerdos agridulces de infancia, una especie de fidelidad hacia mi madre, me impiden hacerlo.
He optado por una solución aparentemente escapista, individualista, y todos los otros males que puedan achacarse a un pequeñoburgués, que es lo que a menudo soy.
En fin, como nuestros deseos a menudo son únicamente vanos anhelos que sabemos irrealizables, síntomas de carencias contra las que nos rebelamos fugazmente, en lugar de desear felices navidades, ahí va un augurio personal tan hermoso como imposible, que visto al trasluz dice más de lo que soy que de lo que espero:
Pero, sobre todo, ocurre que los parados, los sin subsidio, los discapacitados, los recortados, los desahuciados, algunos de los de las participaciones preferentes, no están como para que otros como yo, con trabajo y más o menos bien situado, les vayan a felicitar las fiestas.
"Maldita navidad", no me sentía tampoco con ánimo de escribir. Demasiados recuerdos agridulces de infancia, una especie de fidelidad hacia mi madre, me impiden hacerlo.
He optado por una solución aparentemente escapista, individualista, y todos los otros males que puedan achacarse a un pequeñoburgués, que es lo que a menudo soy.
En fin, como nuestros deseos a menudo son únicamente vanos anhelos que sabemos irrealizables, síntomas de carencias contra las que nos rebelamos fugazmente, en lugar de desear felices navidades, ahí va un augurio personal tan hermoso como imposible, que visto al trasluz dice más de lo que soy que de lo que espero:
Coincido y propongo que, del mismo modo que a algunas calles se les cambia el nombre, la nochebuena sea rebautizada como nochevacua.
ResponderEliminarY no lo digo por el soliloquio del borbón.
Un año más y, en el fondo, sigo fascinado por estos días. Nada religioso hay en ello. Yo, que soy más bien despegado, debe ser que a lo largo del año voy acumulando ganas de compañía familiar. He aseado un poco la entrada, porque es que a veces las saco casi sin releer y van llenas de erratas o cosas peores.
ResponderEliminarSalud y saludos.